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Los prejuicios con los que cargan las empresas de familia

“Aquí estoy, haciendo mi mayor esfuerzo mientras escucho que mi generación es la que está condenada a fundir la empresa, y mis primos me miran cada vez con más desconfianza”, compartía con frustración Facundo en una reunión del proceso de trabajo en la que estábamos trabajando sobre la coordinación entre él y sus primos, socios de la empresa que no trabajan en ella.